4 días por delante y 3
ciudades italianas a visitar: Milán, por la que empezaré, Verona y Bérgamo. Para ello alquilé un coche al llegar al aeropuerto de Malpensa en Milán.
Tras reponer fuerzas por el
viaje, empecé la visita a rueda por las calles de Milán.
Destino: La Piazza del Duomo. Es
la plaza principal de la ciudad y cuenta con varios palacios y edificios
importantes como la Catedral, la Gallería Vittorio Emanuelle II y el Palacio
Real.
La Catedral de Milán o Duomo,
tiene 157 m
de longitud y espacio para más de 40.000 personas. Esto le hace ser una de las
catedrales católicas más grandes del mundo.
Es de estilo gótico. Su
impresionante fachada es neogótica y su construcción comenzó en 1387, aunque se
prolongó durante cinco siglos.
Se levantó en lugar sagrado, pues
estuvo ocupado por la Basílica de San Ambrosio desde el S.V. Tras su
destrucción por un incendio comenzó a construirse el Duomo.
Es de ladrillo revestido de
mármol, terminando en pináculos y torres coronadas por estatuas que parecen
elevarla al cielo.
El punto más alto es la
Madonnina, estatua de cobre dorado esculpido en 1774 y que vigila el movimiento
incesante de la ciudad.
En su interior se puede seguir
admirando su belleza y, pese a estar en obras mientras mi recorrido, no por
ello perdía belleza con sus largas columnas de mármol y estatuas talladas que
llegan hasta el techo.
Guarda en una bóveda tras el
altar un clavo de la cruz de Cristo.
Hay numerosos cuadros
colgados con escenas religiosas y esqueletos de distintos santos ataviados con
sus mejores galas.
También la famosa estatua de San Bartolomé el Apóstol, patrón de
los curtidores que aparece con la piel arrancada y colgando sobre sus hombros,
como muestra del martirio sufrido.
Se pueden realizar varias visitas en su
interior: la terraza panorámica, el Baptisterio y la cripta junto al Tesoro. Por falta de tiempo no realicé ninguna. Quizás la que merezca más la pena sea la terraza y así poder apreciar
las vistas de esta bonita ciudad.
La Galería Vittorio Emanuele II o
también conocida como “El Salón de Milán”, es un pasaje comercial diseñado en
el s. XIX.
Son dos arcadas perpendiculares cubiertas por una bóveda de vidrio
en forma de cruz latina y en ella podemos encontrar las cafeterías y comercios
más conocidos de la ciudad.
Saliendo por el lado contrario a la Plaza del Duomo
se llega a la Plaza de la Scala. En el centro hay una estatua de Leonardo da
Vinci y en un lado se encuentra el Teatro alla Scala, el teatro de ópera más
grande del mundo. Fue construido en 1778 en el lugar en el que se encontraba la
Iglesia de Santa María Della Scala. Funcionó como casino durante algún tiempo. En
su interior hay un museo en el que se incluye la visita al vestíbulo del
teatro.
Junto a la Piazza del Duomo está
la Piazza Mercanti. Sigue manteniendo ese aire medieval de otros tiempos y,
pese a tener relevancia aun en la vida de la ciudad, durante la Edad Media
constituía el centro comercial y gubernamental de Milán. Así lo reflejan los
edificios que aun conserva: Palazzo Della Ragione, Logia degli Osii, Palazzo
delle Scuole Palatine, Casa dei Panigarola y el Palazzo dei Giureconsulti.
Empieza un nuevo día y con él las
ruedas a punto para visitar la ciudad. ¡A rodar!
Frente a la iglesia están las
Columnas de San Lorenzo, 16 columnas del s. III que formaban parte de la ciudad
romana Mediolanum. Si bien Milán fue fundada por los celtas alrededor del año 600 a.C., fue conquistada por
los romanos en el 222 a.C.
Con ellos la ciudad se desarrolla económicamente por su situación privilegiada,
cruce entre las arterias principales de la zona del Po.
En el exterior hay una copia de la estatua de Constantino, primer emperador romano que perteneció al cristianismo.
Es la más antigua de Milán.
Construida en el s.IV con los restos de otros yacimientos cristianos.
Destaca en su interior la capilla de San Aquilino con mosaicos bizantinos de esa época.
Siguiendo los raíles del tranvía…
...llegamos a la Basílica de San Eustorgio.
Se construyó en torno al s. IV y cuenta la tradición, que San Eustorgio trasladaba los restos de los Reyes Magos desde Constantinopla. La carreta se paró inexplicablemente en este lugar y se construyó la iglesia, donde hoy en día aun se conserva en una urna de cristal el sarcófago de los Reyes.
Mires donde mires siempre hay
edificios con los que te vas encontrando por el camino y te van sorprendiendo
por uno u otro motivo.
Basílica de San Ambrosio, patrón de la ciudad y consagrada en el año 387, era un cementerio. Se conserva una capilla anterior a la primera basílica, el Sacello di San Vittore.
Su aspecto exterior la hace particular: dos torres de ladrillo a diferentes alturas y un enorme atrio casi tan grande como la iglesia.
En la cripta de la basílica se
encuentran los esqueletos de San Ambrosio, San Gervasio y San Protasio,
vestidos de gala. No sé a vosotros pero a mí… esto me va a dar más de una
pesadilla.
Una paradita para tomarme un
gelatto y reponer fuerzas para seguir con la visita.
Castello Sforzesco. Se construyó
como fortaleza en 1368. Tuvo muchos usos a lo largo de su historia: residencia
principal de Ludovico el Moro y palacio ducal, se llamaron a los mejores
artistas de la época para convertirlo en una de las cortes más elegantes de
Italia; en manos españolas y austriacas recuperó su función militar; y, en la
actualidad, alberga algunos de los mejores museos de la ciudad.
Está dominado por la Torre de
Filarete.En su interior, cuenta con un amplio patio donde se concentraba el ejército.
La Torre del Reloj
construida en
1450.
Cruzando el castillo se encuentra el
parque Sempiore, bonito lugar para
pasear y dejarse cautivar por la
tranquilidad
que se respira en él.
Bajando por la vía Dante, una de
las más importantes de la ciudad, se llega a la Piazza Cordusto.
Una bonita plaza donde, a parte de edificios importantes, se cruzan varias líneas de tranvía presentes en Milán desde 1876. Algunos de ellos son históricos con más de 80 años de antigüedad.
Uno de sus lados da a la
Galería Vittorio Emanuele II.
En el suelo de la galería hay un
toro de azulejos al que hay que pisarle los huevos dando la vuelta completa,
sin levantar el pie, para que traiga suerte.
Mucho más fácil para mí con mis rueditas.
Mucho más fácil para mí con mis rueditas.
Ya en los alrededores de la Piazza del Duomo busqué un ristorante donde probar una deliciosa pizza local